El Código de Trabajo actual, vigente desde 1992, necesita ser modernizado para adaptarse a las nuevas realidades del mercado laboral. La propuesta de reforma busca precisamente esto, incluyendo aspectos como el aumento de las vacaciones, la licencia de paternidad, la regulación del teletrabajo y el trabajo doméstico. Sin embargo, a pesar de que el proyecto original del Poder Ejecutivo no contenía puntos considerados particularmente conflictivos, su avance ha sido lento y tortuoso.

La Comisión Permanente de Trabajo de la Cámara de Diputados se ha reunido repetidamente para revisar la iniciativa, previamente aprobada por el Senado. No obstante, el progreso ha sido mínimo.

Tras casi un mes de trabajo, los legisladores apenas han avanzado en el análisis de los primeros artículos de la propuesta, que consta de más de 80. La reforma incluso perimió una vez en la Cámara de Diputados por el cierre de la legislatura, obligando a su estudio desde cero.

Uno de los principales obstáculos identificados es la modificación del régimen de cesantía. Este tema genera divisiones entre empresarios y sindicatos, dificultando el consenso necesario para la aprobación de la reforma. A pesar de que el proyecto original del Poder Ejecutivo dejó intocable el punto de la cesantía, la falta de acuerdo en este tema sigue siendo un punto de fricción.

A pesar de los esfuerzos del oficialismo y de la necesidad evidente de modernizar el Código Laboral, la reforma sigue sin definirse. El estancamiento de esta importante iniciativa contrasta con la agilidad con la que se han tramitado otras reformas en el país. La ciudadanía espera que se logre un acuerdo para actualizar la legislación laboral dominicana y adaptarla a los desafíos del siglo XXI.