Quezada recordó cómo el duelo la marcó profundamente al punto de no poder ver una película romántica sin sentir dolor, pero con el tiempo logró enamorarse nuevamente. A pesar de su entusiasmo inicial, admitió que se equivocó en ambas relaciones: “me gustó la noción de estar enamorada, salir, pero me equivoqué, porque el artista es muy complicado”, explicó.

Durante los 29 años que lleva viuda, mantuvo su vida amorosa en absoluta privacidad, y opinó que muchas noticias sobre parejas famosas suelen ser filtradas deliberadamente. Incluso, contó que en sus salidas a restaurantes con sus parejas, se sentía observada o cuestionada por su popularidad, lo cual generaba incomodidad.

La artista también habló sobre la autonomía que desarrolló tras la muerte de su esposo, quien manejaba tanto su hogar como su orquesta durante sus 20 años de matrimonio.

Aunque valoró la convivencia que tuvieron, también reveló que hubo infidelidades: “Sí, señores, me pegó cuernos. Los hombres todos pegan cuernos”. Según Milly, la infidelidad masculina es parte de su naturaleza, aunque aclaró que algunos pueden elegir ser fieles por razones espirituales.

Sobre sus expectativas actuales, señaló que no busca lujos ni idealizaciones: “yo no quiero un castillo, quiero sentarme en un quiosco con una persona que me haga reír”. Además, se describió como alguien que no es inalcanzable, pero que valora la compatibilidad emocional y espiritual.

“La felicidad que un hombre le va a proveer a una mujer no tiene nada que ver con su estatus social o económico, pudiera ser por cuestión de fe, pero qué difícil es tú estar con un hombre que crea en vudú o que no crea en nada. Eso es muy difícil. Hay cosas, y la Biblia dice que no busques un yugo desigual”, manifestó la cantante.